El plan de austeridad presupuestal del 2020 se sumará como el cuarto año consecutivo de reducciones severas en muchos rubros de gasto federal, sin que ello represente un menor tamaño de las estructuras del sector público, lo que podría llevar a un alto grado de ineficiencia gubernamental, advirtió el sector privado. “Es muy importante que los proyectos de inversión que incluyan recursos del erario cuenten con los análisis que prueben su rentabilidad social esperada, como lo establece la ley de presupuesto y responsabilidad hacendaria”, pugnó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). 

En su análisis semanal, el organismo aglutinado en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), lamentó que el discurso de la administración del presidente Andrés Manuel López insista en que el gasto se reoriente para ser más eficiente. “Quizá dicha eficiencia se busca al centralizar las compras públicas, por ejemplo -aunque no está claro que una centralización total sea la óptima, y menos cuando se busque centralizar compras y distribución en nuevas entidades paraestatales, como parece ser la intención en el caso de las medicinas-. Pero en general, es pertinente subrayar que, para probar su eficiencia, los programas de gasto corriente deben contar con reglas de operación, objetivos y padrones claros y transparentes, a fin de que puedan ser evaluados adecuadamente”, refirió el CEESP. 

La clasificación administrativa del gasto programable refleja una reasignación hacia los programas prioritarios de este gobierno, pues los rubros que dispondrán de mayores recursos son los relacionados con los programas sociales que se han instrumentado, rezagando varios aspectos que se requieren para una función más efectiva del gobierno federal. 

Los datos indican que los mayores aumentos se observan en los recursos que se canalizarán a Energía, Bienestar y Educación. Sin embargo, destaca que se planean disminuciones en el gasto de Salud, STPS, Comunicaciones y Transportes, Turismo y Medio Ambiente, entre otras, cuestionó. “La necesidad de recursos para cumplir principalmente con los proyectos insignia del nuevo gobierno en 2020, como los programas sociales que apoyan a los jóvenes y los de infraestructura que aún no demuestran su rentabilidad social, como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas, se refleja en parte en un incremento de 0.9% real en el gasto total del sector público y de 0.8% en el gasto programable. Asimismo, se proyecta que las participaciones a entidades federativas se eleven en 1.8% respecto a este año, a causa de la mayor recaudación tributaria”, abundó. Un factor que preocupa, dijo el sector privado, es la persistencia de la reducción en inversión física del sector público. 

Para 2020 se presupuesta una disminución de 5.4%, lo que en parte se contradice con la expectativa de que la inversión física crecerá y contribuirá al crecimiento. Al mismo tiempo, el gasto en pensiones sigue elevándose significativamente (6.2 por ciento). Una de las mayores preocupaciones radica en el destino de los recursos del sector público, sobre todo cuando la eficiencia en su asignación debe ser una prioridad dada la necesidad de estimular el crecimiento y propiciar bienestar para la población.